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Es su hijo cruel con los animales? ¿Provoca peleas con otros niños? ¿Manipula para conseguir lo que quiere? ¿Ha hecho el vacío a alguien para hacerle daño? ¿Se enfada o pierde el control si las cosas no son como quiere? ¿Ha robado alguna vez? Los padres y educadores de los 700.000 niños y adolescentes (el 80% de ellos no diagnosticado) que padecen trastornos de conducta en España seguramente contestarán afirmativamente a más de una de estas cuestiones. Todas ellas forman parte de un cuestionario, presentado en Madrid, cuyo objetivo es detectar este tipo de problemas en la población infantil y juvenil.
‘Se trata de un sencillo cuestionario que puede realizarse en horario escolar y que detecta los tres tipos de trastornos más destacados: oposicionista-desafiante, disocial y déficit de atención e hiperactividad’, señalaron ayer los responsables de la iniciativa en la presentación. Así, junto a los 700.000 menores que están afectados por estos trastornos en España, los especialistas calculan que hay 1,3 millones más ‘que son susceptibles de padecerlos’.
Además de constituir el primer motivo de consulta en los servicios infantiles y juveniles de salud mental, la presencia de estos problemas se asocia a la aparición de conductas conflictivas en el futuro: desde el fracaso escolar, hasta el consumo de drogas, el desarrollo de conductas antisociales y la delincuencia.
A los conflictos que estos menores generan en sus familias, se añade también un importante coste social. ‘Hemos hecho estudios con la Universidad de Texas que concluyen que mientras un delincuente cuesta al Estado a lo largo de su vida 2.400.000 euros, rehabilitar a un adolescente sólo requiere 24.000′, señaló Emilio Pinto, director del proyecto y presidente de la fundación O’Belén, tras explicar que han recibido 6.000 llamadas ‘de padres desesperados’ por estos problemas.
‘Tenemos alrededor de un 15% de chicos con trastornos de comportamiento en España’, explicó el psiquiatra Javier San Sebastián, del Hospital Ramón y Cajal de Madrid. San Sebastián, quien recordó que los casos de acoso a menores en los colegios por parte de compañeros se encuadran en estos trastornos de conducta, afirmó que su aparición se debe tanto a razones biológicas como sociales.
Niños y jóvenes
Oposicionista-desafiante. Algunos expertos definen este trastorno como una conducta persistente durante al menos seis meses que incluye discusiones con adultos, rabietas y enfados, negativa a cumplir las normas o las órdenes de los adultos, mentiras, culpar a otros de malas conductas propias y resentimiento.
Déficit de atención e hiperactividad. Comprende un grupo de problemas relacionados con la falta de atención, el exceso de actividad y la impulsividad.
Disocial. Consiste en un patrón de comportamiento persistente en el que se violan los derechos básicos de los otros o las normas sociales. Es mucho más que la simple rebeldía, porque incluye actos como el uso de armas, robos, violaciones o crueldad contra personas y animales.